¿Quién construyó las Pirámides de Egipto y para qué?
- Enrique Buendía
- 20 dic 2024
- 27 Min. de lectura
Actualizado: 15 mar

El caso de las pirámides de Egipto es una evidencia monumental de que, en la historia de la humanidad, hay cosas que no son claras y que han querido ser explicadas desde una óptica académica poco temeraria. Estoy seguro que las pirámides son el mensaje más importante dejado a la humanidad y que por esto, ninguno de los parámetros usados para su construcción fue obra de la casualidad. Quienquiera que haya construido esos monumentos, tomó en cuenta intencionalmente elementos matemáticos, astronómicos, arquitectónicos y tecnológicos, como firma de autenticación, para que el receptor objetivo del mensaje (nosotros); que por supuesto, ya contaría con los conocimientos y la tecnología necesaria para darse cuenta de esa intención; se tomara muy en serio esa vía de comunicación. Con respecto a esto y perdón que insista, todos los detalles matemáticos, astronómicos, arquitectónicos y tecnológicos tendrían como fin, validar la voz de la civilización que las construyó, a la luz de lo improbable que sería encontrar todos estos elementos juntos en una construcción tan antigua. Por esto es por lo que su precisión y dificultad debían ser apabullantes. La perfección es el sello distintivo de su fiabilidad, al igual que lo es un holograma en un billete de 500 pesos. Siguiendo este símil, la concatenación de marcas de seguridad del dinero, nos permite intercambiar con seguridad algo que, sin ellas, sería solo papel. De igual manera, la coincidencia de elementos arquitectónicos, matemáticos y astronómicos rigurosamente diseñados y perfectamente elaborados, son las marcas de autenticidad de las pirámides. Sin ellas, solo serían piedras, igual que un billete, solo sería papel. De ahí la importancia de poner bajo el reflector estos detalles, que la academia ortodoxa quiere que ignoremos restándoles importancia. Si no hay marcas de autenticidad, no hay mensaje, solo bloques de piedra caliza.

Por eso, tenemos que hablar al detalle de estas marcas y ver como desde el punto de vista de la arquitectura, la tecnología, la astronomía y la matemática, esta obra esta fuera de su contexto espacio-temporal
Cuando esto sea para todos claro, será el momento de buscar al mensajero y tratar de dilucidar el mensaje.
Desafíos Tecnológicos.
Es importante mencionar antes de comenzar, que según los expertos la Gran Pirámide de Guiza se construyó entre los años 2590 y 2567 AC por el faraón Keops. Heródoto fue el primero que dio cuenta de ellas, 2200 años después, en el año 450 AC. En sus apuntes mencionó que se habían utilizado máquinas sin incluir rampas o algo parecido, lo que no sorprende porque de haberlas construido, esto significaría un reto mayor que la propia pirámide.
Las piedras que se utilizaron en su construcción pesaban varias toneladas y eran transportadas desde distintas canteras situadas a varios kilómetros de ahí. Según Sir Williams Mathieus Flinders Petri, la pirámide, en un inicio, tenía un revestimiento de 27 mil piedras calcáreas, cuyas superficies tenían 3 metros cuadrados y estaban pulidas y perfectamente colocadas con una precisión entre ellas de 5 centésimas de milímetro y un control de la angularidad del segundo de error, sobre una línea recta de 230 metros; algo superior a los estándares modernos para las escuadras normalizadas (Norma DIN 875), que admite errores de angulación y paralelismo de +/-3 centésimas de milímetro. De aquí se infiere que tuvieron que poseer instrumentos ópticos de alta precisión, ya que el error con un instrumento no óptico es, de alrededor de 300 segundos. Solo por comparar, el moderno anteojo de autocolimación corriente da errores del orden de los 5 segundos, algo que rebasa las tolerancias de los antiguos egipcios. La perfección de este trabajo equivale al pulido del espejo de un telescopio moderno.

Por si esto fuera poco, tres millones de rocas tuvieron que haber sido cortadas, talladas y pulidas a mano y luego acomodadas con precisión milimétrica, en tan solo 23 años, según los egiptólogos. Esto significa que cada dos minutos y medio, se debía colocar un bloque, durante 24 horas ininterrumpidamente. En este sentido, es preciso señalar que los bloques pesaban, en promedio, 2 toneladas y que la fuerza de arrastre requería de 200 personas como mínimo, si la fuerza de halar promedio es 13 kgf por persona, sobre una superficie plana. Con una pendiente de 30 grados, seguramente el número de hombres se triplicaría, ya que, en su parte más alta, la pirámide mide 146 metros.

Me pregunto, si cada dos minutos y medio, un bloque debía ser colocado en la pirámide, a alturas cada vez más importantes, ¿Cuántos hombres se necesitarían en la labor, para mantener el ritmo constante? Si, como ya dije, se movieron cerca de 3 millones de bloques, en 23 años, es decir, 7300 días; esto significa que 390 bloques eran colocados diariamente. Para mover esta cantidad de bloques, en una jornada de tres turnos de 8 horas, serían necesarios 42000 hombres al menos (si cada hombre era capaz de halar dos bloques por jornal) ¿Quién aportó su alimento durante 23 años? ¿Cuántos artesanos más se dedicaban, solamente, a cortar 390 bloques de piedra diarios con instrumentos de cobre rudimentarios, pero con precisiones que hoy en día cuesta trabajo igualar? ¿Cuántos se dedicaron solo a tallarlas? Y esto sin mencionar los bloques de granito, como los de la Cámara del Rey, que pesan más de 50 toneladas y fueron elevados a 70 metros del piso, por espacios que no permitían el paso de más de 10 personas. Francamente, aunque la décima parte de la población de Egipto, que en aquellos años era de 1 millón de personas entre esclavos y ciudadanos, se hubiera inmiscuido en este proyecto, yo me pregunto, ¿y quién vigilaba, quién iba a la guerra, quién cultivaba? ¿Cuántos capataces se necesitaban para dirigir y controlar a 42000 esclavos? En fin, y esto es apenas la punta del Iceberg, espérate a escuchar el resto.
Veamos dos ejemplos modernos, solamente para comparar con lo que hoy en día podemos lograr. Entre los años 1967 y 1972 el Templo de Abu Simbel fue reubicado en otro lugar debido al desbordamiento de la presa de Asuán. Para hacerlo se utilizaron tecnologías modernas, grúas, camiones, trascabos, etc. El templo fue construido con solo 2200 bloques de piedra caliza, y aun así tardaron 5 años en terminar. Recordemos que la pirámide tenía 2 millones de bloques, es decir, casi 1000 veces más; y sin tecnología moderna, tardaron solo 4 veces más tiempo, las matemáticas no dan.

Otro ejemplo igual de relevante es el sucedido en la cantera de arcilla de Forges-les-Bains, en la región de Essonne, Francia. Un grupo constructor se dio a la tarea de llenar el hueco de esta cantera, cuyo volumen era similar al de la Gran Pirámide. Para realizarlo, cada 3 minutos, un camión de volteo vaciaba su contenido, y aun así tardaron 12 años en terminar. Algo no encaja con la Gran Pirámide; o bien, las técnicas de construcción no son como las describen los egiptólogos y emplearon maquinas que aligeraban el trabajo; o bien los seres que las construyeron eran gigantes; o bien tenían técnicas de fraguado para moldear los bloques insitu. Lo que es seguro es que es imposible construirlas como se cuenta que las hicieron, en el tiempo que las hicieron. Lo más viable es pensar que quizás invirtieron más tiempo, pero esto es desechado por los expertos, porque si no, la cuartada de la tumba de Keops se desmorona.

Curiosamente, y a pesar de que la pirámide de Guiza es una tumba según los expertos, esta no contiene ninguna inscripción, ni por dentro, ni por fuera; algo muy extraño, porque si por algo se caracterizaban los egipcios, era por la gran cantidad de jeroglíficos que elaboraban, para dar fe de los hechos que acontecían en sus vidas. Increíble que, en el monumento más espectacular jamás construido, no se hiciera una sola anotación, ni para dar cuenta de cómo se hizo, ni para decir quienes, o para qué. Además, tampoco estaba iluminada, no hay rastros de antorchas, ni de hollín, y la dificultad que implica usar espejos para coincidir la reflexión de la luz y su consiguiente pérdida de intensidad, descalifica esa teoría.
Un detalle importante nos señala que para orientar la Gran Pirámide debían tener un conocimiento geodésico del planeta, de no ser así, no se explica cómo su orientación con respecto al norte verdadero es de 5 minutos 31 segundos, que equivale al diámetro de una moneda de 2 euros a una distancia de 1 kilómetro. En este sentido, el error constante es un elemento definitorio, ya que nos indica que había un instrumento de medición y construcción común y que no fue algo al azar. Este es el caso, por ejemplo, de la pirámide de Kefrén, la cual guarda el mismo error de orientación de 5 minutos 31 segundos. Y no es el único caso, en la Cámara del Rey, el lado norte mide 10.4797 metros, mientras que el lado sur mide 10.4782, un error de una décima de milímetro por metro, que coincide con las normas modernas para prismas ópticos. Si ahora miramos los 53 mil metros cuadrados de la base (6 campos de fútbol) de la Gran Pirámide, nos asombraremos con las medidas de sus lados:
Norte: 230.253
Sur: 230.454
Este: 230.391
Oeste: 230.357
El error es de apenas 3 milímetros, algo imposible si se utilizan cuerdas de palma, o cintas de cobre cuya dilatación en 230 metros, es de más de 80 centímetros entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde. Ni las cintas de invar actuales podrían igualar el control de temperatura de 0,2 grados para obtener esta precisión. Otra vez, una tecnología imposible.
La desviación de la punta de la Gran Pirámide con respecto a su base es de solamente 6 milímetros, con una altitud de casi 150 metros y casi 3 millones de bloques de piedra apilados. Su precisión es algo inaudito para nuestras construcciones actuales.
Si la mensuración es inapelable, la goniometría o ciencia de la angulación es definitoria. En la antigüedad, el astrolabio, hoy llamado teodolito, y la ballestina, hoy conocida como sextante, arrojaban errores cercanos a los 30 minutos. Ahora se emplean algunos instrumentos no ópticos de baja precisión como la escuadra de pínulas o hilos de nilón, y las escuadras de espejo que dan errores de 20 minutos. Cabe esperar que las construcciones egipcias rondaran los mismos estándares de precisión, sin embargo, cuando se mide el ángulo noroeste de la Gran Pirámide, se constata un resultado imposible de 89 grados, 59 minutos y 58 segundos, es decir, un error de un segundo de arco. Algo que se puede considerar sobrenatural, ya que supera la capacidad del ojo humano, que es como dicen que se orientaron las pirámides. Si medimos edificaciones más pequeñas, encontraremos que estas medidas también son homogéneas con las anteriores. Si comparamos la Gran Pirámide con la Pirámide de Kefrén veremos que ambas tienen una orientación hacia el oeste y que esta desviación puede medirse en distintos puntos de las pirámides:
Pirámide de Keops Pirámide de Kefrén
Núcleo 5 min. 16 seg. ----------------------
Pasajes 5 min. 49 seg. 5 min. 37 seg.
Revestimiento oeste 5 min. 30 seg. 5 min. 26 seg.
Promedio 5 min. 31 seg. 5 min. 31 seg.
Hay un exacto paralelismo entre las dos construcciones que están a más de 500 metros de distancia. Solo un instrumento con una precisión por debajo del segundo pudo haber hecho algo así de homogéneo. Aquí la casualidad no tiene cabida. Como tampoco la hay en la base de la Gran Pirámide, su impecable euclicidad y horizontalidad son asombrosas, sobre todo si se toma en cuenta que los constructores solo aplanaron el perímetro y dejaron un mogote en el centro que imposibilitó la nivelación por medios visuales usando las diagonales. El estudio de la base refleja un plano perfecto de 920 metros cuyo ángulo suroeste esta solo 1 centímetro y medio por encima de su ángulo noroeste. Sobre la diagonal de 325 metros que separa ambas esquinas, esto representa un error de 0,04 milímetros. De nuevo un callejón sin salida.
Si la pirámide, en sí misma, no es ya un ejemplo de perfección colosal, vale la pena echarle un vistazo a la Cámara del Rey, un habitáculo cuya exactitud y perfección resalta de sobre manera, cuando se toma en cuenta que los materiales (granito y roca) usados para su construcción, son de una dureza que hoy en día complican su manejo, sin embargo, sus constructores lograron un índice de imperfección de la superficie de 2 diezmilésimas de pulgada, es decir la décima parte del grueso de un cabello. El serruchado del Sarcófago de Keops es una obra maestra con desniveles del orden del milímetro. Hoy en día las máquinas que cortan bloques de granito usan discos de 2 metros de diámetro con dientes de carburo de tungsteno que avanzan lentamente, a razón de 5 milímetros por vuelta, ya que de ejercer más presión, los dientes de guidia se abrazarían, sin embargo los egipcios poseían un serrucho que les permitía avanzar 2 milímetros y medio por presión, es decir 60 veces más potencia. ¿Cómo?

En 1883, Sir Flinders Petri presentó ante el Instituto Antropológico de Londres, un estudio sobre taladros efectuados a bloques de roca de gran dureza encontrados en la Gran Pirámide. En los alrededores de esta, se encontraron los trépanos correspondientes a dos orificios, que dejaron perplejos a los constructores modernos. Estos trépanos de 15 centímetros de diámetro se habían desprendido del interior del taladro, que, al avanzar en la piedra, alojaba el cilindro en su interior. El detalle que sorprende a propios y extraños, es que estos tarugos, revelan unos surcos dejados por la herramienta de corte de 2 milímetros de separación. Hoy en día, una herramienta de corte de punta de diamante avanza, a baja velocidad, con una presión de 50 kg por centímetro cuadrado, 4 centésimas por vuelta, es decir 50 veces menos que en la antigüedad. Estos constructores tuvieron que utilizar un taladro que soportaba presiones de 2000 kg por centímetro cuadrado, o una herramienta de corte 50 veces más dura que el diamante. Eso es inexplicable.


Cristopher Dunn un ingeniero en construcción de máquinas de alta precisión para la industria aeronáutica militar hizo un interesante estudio sobre las estatuas gigantes de Luxor de 14 metros de altura.

Su estudio incluía un análisis fotogramétrico de la cara de Ramses II, es decir un análisis que copiaba un lado de la cara y remplazaba el lado original sobreponiendo esta imagen. Al comparar el original con la imagen espejo descubrió que ambas eran idénticas al mínimo detalle. Algo por demás sorprendente, porque eso querría decir que la escultura era perfectamente simétrica y que se sepa, ningún procedimiento manual obtiene ese grado de simetría, ya que la geometría es extremadamente compleja. Hoy en día, gracias a las impresoras 3D se pueden obtener resultados así de exactos, porque las herramientas de corte que dan forma a la pieza se mueven siguiendo coordenadas precisas en un espacio perfectamente delimitado. Ni el ojo, ni la mano humana pueden dar ese nivel de precisión, por mucho que se intente y practique. Esto es resultado de un aparato mecánico, no hay más.
La civilización responsable de estas construcciones poseía, sin lugar a dudas, una tecnología que por lo menos, se empata con la que tenemos hoy en día. La homogeneidad de sus mediciones nos habla de mínimos errores constantes, cuyas tolerancias son poco menos que alcanzables con la tecnología moderna. Las marcas de autenticación son claras e incontestables.
La astronomía egipcia.
Las tres pirámides de Guiza coinciden su posición norte-sur, poniente-oriente, con las estrellas que forman el cinturón de Orión. Según las conclusiones de la teoría llamada CORRELACIÓN DE ORIÓN de John West, Robert Boval y Graham Hancock; las tres pirámides de Guiza; Keops, Kefrén y Mikerinos, casi coinciden en posición con las estrellas Delta de Orión, Épsilon de Orión y Zeta de Orión. Esta inexactitud se mide en relación al grado de inclinación de la diagonal que pasa por los centros de las dos pirámides exteriores con respecto a la pirámide central, y en relación a la inclinación de las dos estrellas exteriores del cinturón de Orión con su estrella central; de tal manera que mientras que en la Tierra el grado de inclinación es 172, en el cielo es de 181 actualmente. Para hacer coincidir ambas diagonales con respecto a su ángulo de inclinación, el programa Skyglobal usado por Boval y Hancock indica que esa alineación se dio en el año 10500 Antes de Cristo, es decir, hace 12500 años. Por alguna razón, la civilización que edificó las pirámides, quiso dejar esta coordenada temporal para la posteridad y hacernos pensar que algo muy importante sucedió al rededor de ese año. Además, el brillo de cada estrella del cinturón coincide con la altura de cada una de las pirámides, entre más brillante, la pirámide es más alta y viceversa.

Es evidente que los responsables de su construcción quisieron hacer una representación del cielo en la tierra, relacionando cada pirámide con una de las estrellas del cinturón, imitando su posición. Esta conexión es tan fuerte que si nos remontáramos a la época en que las diagonales eran coincidentes y lanzáramos una línea recta y paralela a los túneles que salen de la Cámara del Rey y la Gran Galería, veríamos que dichas líneas apuntarían a Delta de Orión, que representaba a su Dios Osiris y hacia Sirio A, su Diosa Isis. En esta representación, la posición del Nilo ocuparía el lugar de la Vía Láctea.

Si esto es verdad, querría decir que quien hizo las pirámides era consciente de un conocimiento anterior a la cultura egipcia, un conocimiento que comenzó 5 mil años antes. A este respecto, investigadores señalan un hecho desconcertante; las pirámides de Guiza fueron construidas por la cuarta Dinastía, ninguna de las tres primeras construyó algo similar en ese valle y ninguna otra dinastía volvió a construir pirámides semejantes. El conocimiento aparece de repente y mágicamente desaparece.
Si las Divinidades egipcias no son, desde el punto de vista de la ciencia moderna, otra cosa que constructos imaginarios, ¿Por qué insistir con el cinturón de Orión? ¿Qué vieron en él, para hacer semejante obra arquitectónica? ¿De veras, era tan imperiosa la necesidad de justificar en este tipo de ingenierías, la hegemonía política de las élites gobernantes? ¿Por qué se construyen durante una dinastía y luego dejan de construirse como si jamás alguien hubiera sabido cómo hacerlas? ¿Por qué esta clase de perfección? Parece un esfuerzo desmedido desde el punto de vista de las técnicas de construcción, y de la dificultad para hacer coincidir con precisión milimétrica, piezas de dimensiones difícilmente manejables con las herramientas de la época.
Las matemáticas no mienten
Las medidas interiores de la Gran Pirámide tienen claves que no pueden deberse al azar. Que la medida de pi y el numero áureo phi aparezcan constantemente, nos indica que quien construyó las pirámides uso estos parámetros como eje estructural.
Encontramos en la pirámide el número pi, dividiendo su medio perímetro, que es la mayor dimensión visible horizontal, entre su altura, la mayor dimensión visible vertical.

La armonía de la estructura se debe a que la altura visible entre 2, da la altura del chevron de la cámara superior, entre 3 la altura del techo de la cámara superior, entre 4 da la cima del chevron de la cámara intermedia, entre 5 el suelo de la cámara inferior y entre 7, el suelo de la cámara intermedia.

El área de un cuadrado cuyos lados sean iguales a la altura de la pirámide, tendrá la misma superficie que cualquiera de los lados de esta. Y si se divide la apotema de uno de los lados (BC) de la pirámide entre la altura de esta (AB), se obtiene el número áureo, es decir se forma un triángulo áureo.

Una pirámide de base cuadrada, como la pirámide de Giza, se puede construir levantando una altura cualquiera partiendo de su punto medio. Sin embargo, para construir la Gran Pirámide, eligieron una altura que fuera el radio de un círculo cuyo perímetro es igual al perímetro de la base cuadrada. Este es el único diseño matemático que incluye el número pi y el número áureo y que resuelve la cuadratura del círculo.

Encontramos el número áureo phi, dividiendo la suma del área de las 4 caras (su mayor superficie visible) entre el área de la base (su mayor superficie invisible), y el cuadrado de phi, dividiendo el perímetro de la base, entre la altura total. ¿Podemos pensar que es casualidad?
El número áureo o phi, es un número importante en la naturaleza, ya que casi todas las estructuras naturales se ordenan con respecto a esta proporción, la concha de un caracol, la distribución de los pétalos de una flor, hasta los brazos de las galaxias siguen el mismo patrón de crecimiento.

Esta proporción viene de la serie de números de Fibonacci:
1,1,2,3,5,8,13,21,34..........
El número subsecuente es la suma de los dos anteriores y esta es la manera de encontrarlo.

Lo increíble es que la misma cámara del Rey tiene en cuenta estas proporciones escondidas en sus dimensiones. De hecho, es aquí en donde la medida del codo real de los egipcios se puede comprobar.
El codo real, era una medida estándar que usaban los egipcios, al igual que hoy usamos el metro como eje de nuestras medidas. Por esto, las medidas de la Gran Pirámide se determinaron en 440 codos de base, por 280 codos de altura. Es natural que nos preguntemos cual es el valor del codo en medidas modernas. Según los egiptólogos, el codo real tiene valores poco exactos que fluctúan entre 0.52 y 0.53 metros. Sin embargo esto no siempre fue así y en 1925 se determinó a partir de las dimensiones de la Gran Pirámide, una medida precisa a la décima de milímetro. Estos cálculos dieron 0.5236 metros, es decir, 52 centímetros, 3 milímetros y 6 décimas de milímetro; cabe preguntarnos ¿para qué necesitaban los egipcios una precisión a la décima de milímetro para una dimensión tan colosal? La evidencia teórica desequilibra la evidencia contextual, ya que no se han encontrado instrumentos de medición que pueden dar cuenta de la precisión del codo; los albañiles egipcios trabajaban a ciegas al parecer. A falta de evidencias tangibles, sigamos el camino de la prueba teórica.
Si trazamos un círculo cuyo diámetro sea 1 (cualquiera que sea la unidad) el perímetro será pi que es su longitud.

Si ahora dividimos la circunferencia en 6 partes iguales, cada una de estas partes medirá 0.5236 (de cualquier unidad). Exactamente el valor del Codo Real, establecido en 1925. La suma de las restantes 5 partes da phi al cuadrado o 2.618 (de cualquier unidad).
Ahora bien, hay un elemento fundamental en este galimatías matemático. En 1975 se encontró el Piramidión original de la Gran Pirámide a 20 kilómetros de Guiza y delante de otra pirámide. Este Piramidión es su imagen a escala y quizás también su punta. Su altura es exactamente 1 metro y su base es 1.57 metros, que multiplicada por 2, es curiosamente, pi en metros. ¿Será posible que esta medida sea obra del azar? Hay que decir que la versión oficial especifica que el metro se determinó conforme a la circunferencia de la Tierra en 1793 por Talegan; pero de haberse descubierto antes, este conocimiento tendría que haber sido escondido en obras arquitectónicas a lo largo de los siglos, algo que de ser verdad, explicaría porque muchas catedrales góticas europeas, como por ejemplo la Catedral de Estrasburgo, guardan en su arquitectura, las medias áureas de la Gran Pirámide.

No hay duda, los constructores de la Gran Pirámide también conocían el metro.
Pi - Phi cuadrado = codo (0.5236 m)
Una cosa más, cuando restamos la medida del circulo exterior de la base de la Gran Pirámide a la medida de su círculo interior, nos da:

299,79613
algo muy cercano a:
299,792,458 m/s : La Velocidad de la Luz.
Por cierto, si vamos a googlemaps y ubicamos la Gran Pirámide de Guiza veremos que sus coordenadas son:
29.9792458°N = 299,792,458 m/s
Otra vez la velocidad de la luz.
¿Casualidad? Prefiero guardar silencio.
En verdad, ¿es posible que los constructores y arquitectos de la Gran Pirámide, hayan elegido por casualidad estas medidas? ¿En serio? Quien construyó la Gran Pirámide conocía muy bien las matemáticas y la geometría, no hay duda de ello.
La Tierra y la Gran Pirámide.
No puedo dejar de mencionar los paralelismos que existen entre la Gran Pirámide y el Planeta Tierra. Si bien dichos paralelismos pueden ser explicados como coincidencias forzadas, es notable su vecindad cuando se multiplican por factores de 10. Es como si los constructores de la Gran Pirámide hubieran querido hacer de esta un modelo a escala de la Tierra, y así dejar testimonio de que poseían también conocimientos geoespaciales, lo cual, de ser cierto, aclararía de una vez por todas, que no pudieron ser los egipcios de la cuarta dinastía quienes la construyeron. Veamos.

Casualmente el meridiano que pasa por la Gran Pirámide divide en dos partes iguales sobre un planisferio, el territorio habitable de la Tierra y convierte a Guiza en el punto central del Planeta. Además, la Gran Pirámide divide en dos partes ese meridiano de tal manera que la sección A y B se relacionan entre si con respecto al número áureo.

Un detalle no menor es que la distancia de Guiza el centro de la Tierra es casi la misma que al Polo Norte.
La circunferencia que deriva de trazar un círculo cuyo radio es la altura de la Gran Pirámide da un perímetro de 920 metros que multiplicado por mil millones da la longitud de la órbita que efectúa la Tierra al rededor del Sol que es de 930 millones de kilómetros.

La altura de Gran Pirámide mide 146 metros, si a esto lo multiplicamos por 1000 millones nos da la distancia promedio de la Tierra al Sol que es de 150 millones de kilómetros aproximadamente.
El peso aproximado de la Pirámide es de 5750 millones toneladas, si multiplicamos esto por un millón, obtenemos el valor del peso de la Tierra que es de aproximadamente 5775 trillones de toneladas.
La superficie de la base es de 53 kilómetros cuadrados, si multiplicamos esto por diez millones, obtenemos la superficie de la Tierra que es de 520 millones de kilómetros cuadrados aproximadamente.
De igual manera, si dibujamos a escala la Tierra y suponemos que su ecuador corresponde a la base de la Gran Pirámide, veremos que una parte sobresale de la circunferencia superior de la Tierra. Si trazamos un círculo cuyo radio vaya de la punta de la Pirámide, hasta el punto en donde comienza la superficie de la Tierra, obtendremos una circunferencia del tamaño a escala de la Luna.

Por si fuera poco, la Gran Pirámide está perfectamente orientada hacia los 4 puntos cardinales de la Tierra.
Y a pesar de las altas temperaturas del desierto, al interior de la Gran Pirámide se conserva una temperatura promedio de 22 grados, que es la temperatura promedio del planeta.
Al parecer la Gran Pirámide es un modelo geodésico de la Tierra. Sus constructores no sólo conocían las matemáticas, también estaban al tanto de las dimensiones del planeta y al parecer, también de su posición estelar.
Los verdaderos constructores
Si como se ha demostrado hasta ahora, los conocimientos de los constructores de las Pirámides y en especial de la Gran Pirámide, no coinciden con lo que los egipcios de la IV dinastía conocían; la civilización que diseñó y construyó estos portentos, poseía tanto las herramientas tecnológicas, como los conocimientos matemáticos, astronómicos, geofísicos, y arquitectónicos para llevarlas a cabo.
En la meseta de Guiza, el arqueólogo Augusto Mariette encontró una inscripción conocida como la Estela del Inventario y que hoy en día se encuentra en el museo del Cairo. Esta dice:
"El Faraón Keops fundó la casa de Isis, señora de la Pirámide detrás de la casa de la Esfinge"
Si como ha explicado este apartado, los egipcios no pudieron ser los constructores de las pirámides, porque en el 2600 AC. las civilizaciones apenas manejaban el cobre y sus herramientas eran poco más que rudimentarias; entonces cabe preguntarse quienes fueron los verdaderos creadores de esos colosos. Creerle a Heródoto, una historia que le contaron los egipcios, al menos 2 mil años después del hecho, es por decir lo menos, ingenuo; ya que bien pudieron haber mentido, antes de reconocer que no eran los arquitectos de tan majestuosos monumentos; yo lo habría hecho, ¿Quién los puede culpar? No hay dolo, simplemente los que contaron la historia, repitieron lo que alguien más les contó y así a su vez, hasta el infinito. ¿Qué porqué mintieron? La respuesta me parece más que obvia, aún hoy nos asombramos de la capacidad tecnológica de ese pueblo milenario, quiero yo saber lo que sus enemigos contemporáneos sentían al ver esos majestuosos monstruos de piedra, pruebas tangibles de una superioridad tecnológica para la época. Delante de un escenario semejante, no hay más que buscar respuestas en otros recovecos que la historia oficial no ha podido borrar.
Esto significaría que cuando Keops, el supuesto faraón constructor de la Gran Pirámide gobernó, está ya estaba erigida y la Esfinge también.

Por su lado, el sumo sacerdote Manetón en 240 AC. reescribe la historia de los egipcios desde el comienzo por órdenes de Ptolomeo II Filadelfo. Basado en lo recopilado por Eusebio y resguardado en el tempo de Ohn en Heliópolis, los primeros gobernantes de Egipto fueron semidioses y gobernaron por miles de años.
En la ciudad de Turín existe un papiro de 1.70 metros de longitud, llamado el Canon de Turín, descubierto en 1822 por Bernardino Brobetti en la ciudad de Tebas. Según la traducción del propio Champolión, se lee una lista de reyes egipcios mitad hombres, mitad Dioses llamados Sensuhors o compañeros de Horus. Aquí se establece el comienzo de esta civilización hace 11 mil años.

El gran contrargumento de los historiadores modernos se fundamenta en el hecho de que no hay pruebas históricas que lo corroboren. Claro, si las pirámides ya no pueden ser usadas como evidencia, no hay nada más con que contrastar.
Afortunadamente hay evidencia contemporánea que contradice estas objeciones. El investigador español Manuel Delgado descubrió en museo de Asuán, un huevo de avestruz encontrado en Nubia en 1907 por el investigador inglés Cecil Malavifirst en la tumba 96 del cementerio 102. Este se encontró cerca del cuerpo del difunto y tenía grabado de un lado un avestruz y algunas plantas y del otro 3 triángulos similares a las 3 pirámides de Egipto y un dibujo que representaba fielmente al río Nilo. Cuando los investigadores dataron el enterramiento, se dieron cuenta que este databa del año 7 mil AC. es decir, anterior a la construcción de la Gran Pirámide, según versiones oficiales.

Aunque la Esfinge, no es todavía un elemento que deseo citar, vale la pena mencionarla en este contexto porque según un estudio de la Universidad de Boston de 1991, dirigido por el geólogo Robert Escoch, este monumento erigido por Kefren hace casí 5 mil años según la egiptología, sufre una erosión en su parte anterior y en las paredes del foso donde se encuentra situada, de casi 2 metros. Algo sorprendente para una época en donde la meseta de Guiza se encontraba sumergida en la más absoluta desertificación. El único periodo en que la meseta de Guiza se vio inundada por grandes cantidades de agua de lluvia, fue entre los años 5000 y 7500 AC, es decir 5 mil años antes de Kefren.
Si a esto agregamos que la teoría de Robert Bauval señala claramente que la alineación de las pirámides de Guiza y las estrellas del Cinturón de Orión, coincidían su alineación angular, cuando las estrellas miraban la faz de la Tierra de hace 12,500 años; no hay mucho que agregar. Las Pirámides son una obra que como mucho, los egipcios encontraron y modificaron a lo largo de sus dinastías.
Si aceptamos lo que dice el Papiro de Turín o Maneton, entonces no hay duda, hubo una civilización que habitó la región que hoy llamamos Egipto mucho antes de que el Sahara se convirtiera en un desierto, cuando todavía era un vergel lleno de vida. Esta civilización de seres carnales, cuyos saberes podrían ser comparados con los de un Dios, construyó o hizo construir las pirámides con el fin de dar testimonio que estuvieron aquí y que algo sucedió en un momento preciso del pasado, que hizo desaparecer esta civilización.
Las pirámides junto con la Esfinge poseen un mensaje que como dije al principio de este apartado, debe ser leído por la civilización adecuada; la destinataria es una civilización que a lo largo de los años ha desarrollado una tecnología que le permite dilucidar las marcas que al igual que un billete, nos dice si es verdadero o no. Nuestra civilización parece ser la destinataria de un mensaje cuyo contenido es de fundamental importancia.
El mensaje
De manera breve intentaré desarrollar el tema del mensaje, porque tratarlo de manera completa requeriría un libro igual de extenso que este.
Una vez que la civilización adecuada ha podido comprobar que las marcas de autentificación de los mensajeros son fiables, entonces esta civilización tiene la obligación de descifrar el mensaje, conocer su origen, su emisor y su intención.
Al parecer, el conjunto de la meseta de Guiza, Esfinge y Pirámides incluidas es un gran reloj que marca el movimiento del sistema solar a través de su trayectoria alrededor de la galaxia durante 26 mil años. Este reloj tendría una gran manecilla, que es la alineación de la Esfinge con el horizonte, que mira a las estrellas en donde se dibujan los signos zodiacales que ocuparían el lugar de las horas al rededor del reloj. El movimiento de traslación de la Tierra, el cual se asemeja al de una peonza que baila sobre su eje, lleva al planeta a cambiar un grado cada 72 años con respecto al cielo que miramos. Hoy en día, nos encontramos saliendo de Piscis y para dentro de 50 años estaremos entrando de lleno en Acuario, luego de 2 mil años. Según esta teoría, el reloj se puso en marcha cuando la Esfinge se alineaba con el eje Leo-Acuario, de ahí que algunos piensen que la cabeza de la Esfinge es en realidad una cabeza de León, aunque como ya vimos, igual podría ser la cabeza del Dios Anubis. Hay otra teoría que señala a la estrella Regulus como punto de inicio, algo que igualmente coincide con el eje Leo-Acuario. Si esto es verdad, esto quiere decir que estamos a punto de alinearnos de nuevo con el eje Leo-Acuario, 13 mil años después.
Causalmente, esta coincidencia de periodos coincide con la última gran devastación climática del planeta. En efecto, hace 12500 años, la Tierra sufrió su último gran cambio climático según los climatólogos. El deshielo de grandes masas de tundra provocó enormes inundaciones y elevó más de 50 metros el nivel de los mares. Cualquier civilización costera (imagino que la mayoría en esa época, dada la importancia del agua para el alimento y el comercio) tuvo que haber perecido. Por otro lado, este cambio climático tuvo que haber provocado el deshielo de los polos, la desertificación de regiones boscosas y la glaciación de zonas que antes gozaban de climas tropicales. La existencia de los grandes lagos situados entre Canadá y los Estados Unidos, me hace pensar que quizás estos, son los remanentes de una gruesa placa de hielo que al derretirse no pudo verter su contenido al mar, y terminó por conservarlo en el mismo lugar. De ser cierto esto, tanto el polo norte como el polo sur, deberían de haber sido zonas cálidas antes de este súbito cambio climático. Prueba de esto serían los contornos de los mapas antiguos de Piri Reis, que señalan con precisión los contornos de un litoral que hoy en día es inaccesible al ojo humano, por estar escondido bajo una gruesa capa de 3 kilómetros de hielo. El mismo desierto del Sahara habría sido un vergel hace 13 mil años y prueba de esto son los grabados en las cuevas de Argelia, donde los habitantes de esas tierras dibujaron animales acuáticos que no hubieran podido dibujar de no haberlos conocido.
Las leyendas de miles de pueblos al rededor del mundo cuentan las mismas historias; el diluvio de Noé no es monopolio de las religiones occidentales, y que en todas partes del planeta se cuentan historias similares.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿porqué sucedió ese repentino cambio climático? ¿Qué lo provocó?
El hecho de que vastas zonas cambiaran de clima me dice que más que cambiar, intercambiaron climas, y esto solo puede suceder, si y solo si, la Tierra hubiera girado sobre su eje de manera súbita, ocultando del sol, a regiones que antes estaban expuestas a él, y exponiendo continentes que antes estaban congelados. Esta repentina presencia de calor extremo por un lado y de frío por otro, cambió la faz de la Tierra.
A este respecto, investigaciones no oficiales, por supuesto, señalan que Guiza y su Gran Pirámide solamente son el inicio de una alineación de 40 mil kilómetros, que es lo que mide nuestro ecuador, que atraviesa construcciones muy antiguas edificadas a todo lo largo del globo terráqueo. Desde la meseta de Guiza en Egipto, esta línea pasa por Petra en Jordanía, Ur en Irak, Persepolis en Irán, Mohenjo Daro en Pakistan, Khajuraho en la India, Pyay en Burma, Sukhothai en Tailandia, Ankor Wat en Cambodya, la Isla de Pascua, Cusco y Machupichu en Perú, la tierra de los Dogones en Mali y la meseta de Tassili Nager en Algeria, para terminar de regreso a los pies de la Gran Pirámide. Esta línea indicaría un ecuador que está desviado 30 grados con respecto al ecuador actual. El centro de giro de esta desviación estaría curiosamente en el centro de la meseta de Guiza y coincidiría con las proporciones meridionales y ecuatoriales que la distinguen como un punto de equilibrio planetario. Si esto es verdad, y realmente la superficie de la Tierra giró; el polo norte antiguo quedaría a la altura de lo que hoy es Canadá, y el polo sur cerca de Australia. La posición de los actuales polos en la antigüedad habría estado en lugares más cálidos y lejos de la tundra. Esta rotación habría provocado el deshielo inmediato y casi instantáneo de los polos antiguos y el congelamiento de los actuales. El deshielo tendría que haber ocasionado una elevación de los niveles marítimos en todo el orbe, de alrededor de 100 a 150 metros, lo que dejaría bajo el agua amplias zonas costeras. El agua de los polos, que no hubiera podido llegar al mar, se acumularía en forma de lagos en la zona en donde se situaban los polos. En consecuencia, el clima tendría que haber cambiado de forma drástica; y lo que antes eran desiertos debieron convertirse en selvas tropicales, y los bosques en desiertos infernales. De ser cierta esta teoría, tendrían que quedar vestigios de ese radical cambio de clima y este tendría que estar corroborado por mediciones actuales del suelo y subsuelo del planeta. Algo así no pasa sin dejar señales y he aquí que existen evidencias. Curiosamente, la última glaciación fue hace 12500 años. Una época en donde grandes territorios habitables se congelaron en unos cuantos años, una época en donde inexplicablemente surgieron inundaciones que la religión moderna llama diluvios. Leyendas que hablan de la destrucción de civilizaciones enteras que sucumbieron ante el embate del agua. Sin embargo, la ciencia moderna no explica cabalmente, cómo se originaron esas inundaciones, se conforma con decir que el clima cambio repentinamente, sin explicar la causa. No es entonces una casualidad que la desertificación del desierto de Sahara comenzara también hacía esa época. Una época, que como señala el sistema pirámides-esfinge, inició exactamente hace 12500 años, cuando la esfinge se alineaba con el eje, acuario-leo.
Pero ¿Qué provocó este brusco giro de 30 grados de la superficie terrestre? Los satélites actuales han revelado imágenes del relieve de nuestro planeta y han comprobado que la Tierra, lejos de ser una circunferencia perfecta, en realidad es una masa amorfa de tierra acumulada en ciertos puntos del orbe. Es decir que la masa de nuestro planeta no esta repartida uniformemente, por el contrario, se acumula preferentemente al rededor del ecuador y en las cadenas montañosas de los continentes. Un objeto así, que constantemente gira sobre su eje, como una peonza, sería susceptible a una rotación de su superficie, si el par de fuerzas (los polos) con respecto al el eje de giro (Guiza), modificaran sus masas. Todos sabemos que la superficie de los polos se encuentra cubierta por una gruesa capa de hielo continental de varios kilómetros de espesor. Dicha capa, de derretirse, podría modificar las fuerzas de equilibrio planetario y empujar las placas continentales, unas sobre otras hasta hacerlas ceder y rotar al mismo tiempo. Sobra decir, lo que un súbito movimiento así podría provocar; terremotos de magnitudes inmensurables, maremotos, activación de volcanes en todo el mundo, catástrofes que no dejarían piedra sobre piedra de nuestra civilización de pasar ahora. ¿Qué podría provocar entonces el deshielo de una región y la glaciación de otra, si hace 12500 años no había emisiones contaminantes que provocaran un calentamiento global? Especular sobre un hipotético evento cósmico que nos espera a la vuelta de la esquina es ir demasiado lejos, no habría porque ligar la alineación del eje loe-acuario con este hecho. Por eso pienso que el mensaje va más por el lado de lo que sucedió que por lo que puede suceder, a menos que haya algo en el mensaje que no hemos interpretado correctamente.
El mensaje de Guiza, podría ser un mensaje a una civilización futura, para explicar lo sucedido en el mejor de los casos, o para advertir que puede llegar a repetirse en el peor. Civilizaciones terrestres, pero influenciadas, dirigidas o ayudadas por civilizaciones no terrestres o intraterrestres, construyeron a lo largo de distintas eras de la humanidad, un acertijo que sobreviviera al paso del tiempo y sobre todo, al paso de muchas civilizaciones, que consciente o inconscientemente, contribuyeron a esta empresa colosal. Sin duda, es una teoría difícil de creer, pero las coincidencias temporales sobre lo que sucedió hace 12500 años encuentran una explicación razonable si unimos de esta manera las piezas del rompecabezas. La alineación Leo-Acuario con la Esfinge se repetirá de nuevo en 50 años, cuando nos coloquemos exactamente al otro lado del eje, sobre acuario. Seguramente esto será anecdotario.
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